SER AYMARA EN LA GENERACIÓN Z
Crecer siendo aymara ha sido todo un reto, creci sintiendo admiración por mis tradiciones, pero también pasé por un período de negación, al punto de llegar a avergonzarme cuando preguntaban si había alguna persona aymara en el curso, todo esto en educación básica, LA VERGÜENZA QUE SENTÍA cuando todos mis compañeros, que con la mayoría no tenía relación amistosa por mi timidez, me apuntabas diciendo 'ella es aymara'. No era necesario conocerme para saberlo, no era el como hablaba, ni el como me vestía, ERAN MIS RASGOS, de los cuales sentí vergüenza gran parte de mi vida.
Hoy, luego de años he aprendido a abrazar nuevamente mis tradiciones, sentirme orgullosa de ellas, en esta serie fotográfica se presentan fotografías de mi niñez, crianza aymara, cosas que para mi y mi familia son normales, para nosotros no tienen nada de raro. Sin embargo conlleva todo un valor cultural propio de nosotros, siendo gen z y ya con 21 años, me siento orgullosa de que mis sobrinas hoy en día estén siguiendo los pasos que recorrimos alguna vez con mis hermanos. Los mismos pasos culturales que nos enseño mi abuela, que a quien le debo toda esta herencia cultural. Desde mi punto de vista, la generación z que es parte de la comunidad aymara tiene algo en común, y es el hecho de querer romper con el machismo dentro de las tradiciones, he escuchado a muchas personas decir que esta es una cultura alcohólica y machista, no puedo tapar el sol con un dedo, quizá si, en la zona altiplánica sea así en su mayoría o minoría, pero desde mi crianza esto nunca se vio reflejado, es por eso que hoy en día defiendo mis tradiciones y las comparto con orgullo.
